(Si estás ante un fuego necesitarás una cuchara de madera)
Esta cuchara de palo que levanto en mi mano
es el símbolo de nuestras antepasadas.
Que la bendición de la Virgen María y de su hijo Jesús
descienda sobre nuestras cabezas esta noche.
En nuestro cuerpo viven nuestros antepasados;
que la Virgen María nos bendiga.
Que nos bendiga porque somos mujeres y hoy vivimos en un mundo
donde los hombres nos aman y nos entienden cada vez más.
Sin embargo, tenemos aún en el cuerpo las marcas de las vidas pasadas,
y estas marcas duelen todavía.
Que la Virgen María nos libre de estas marcas
y apague para siempre nuestro sentimiento de culpa.
Nos sentimos culpables cuando salimos de casa
porque estamos dejando a nuestros hijos para ganar su sustento.
Nos sentimos culpables cuando nos quedamos en casa,
porque parece que no aprovechamos la libertad del mundo.
Nos sentimos culpables por todo, y no somos culpables de nada
porque siempre estuvimos distantes de las decisiones y el poder.
Que la Virgen María nos recuerde siempre que fuimos nosotras las mujeres,
las que permanecimos junto a Jesús en el momento
en que los hombres huyeron y negaron su fe.
Que fuimos nosotras quienes lloramos mientras él cargaba la cruz,
que permanecimos a sus pies en la hora de la muerte,
que fuimos nosotras las que visitamos el sepulcro vacío.
Que no debemos tener culpa.
Que la Virgen María nos recuerde siempre que fuimos
quemadas en la hoguera y perseguidas porque predicábamos la Religión del Amor.
Mientras otros intentaban parar el tiempo con la fuerza del pecado,
nosotras nos reuníamos en las fiestas prohibidas para conservar
lo que aún había de bello en el mundo,
y a causa de esto fuimos condenadas y quemadas.
Que la Virgen María nos recuerde siempre que las mujeres
fuimos juzgadas y quemadas en la plaza pública a causa de adulterio
y que, aún hoy, hay mujeres en el mundo que siguen muriendo por ello.
Que la Virgen María nos ayude a recordar siempre a nuestras antepasadas que,
como Juana de Arco,
tenían que vestirse de hombre para poder cumplir su misión espiritual.
Y aún así, igualmente morían en la hoguera.
Esta cuchara de palo que levanto en mi mano es el símbolo de nuestras antepasadas.
Que la llama que devoró sus cuerpos mantenga vivas nuestras almas.
Porque ellas están en nosotras. Porque nosotras somos ellas.
(ofrenda a la hoguera tu cuchara de palo)
Fonte: http://www.elfuegodelasmujeres.org/
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